John Dewey



John Dewey (Burlington, Vermont, 20 de octubre de 1859-Nueva York, 1 de junio de 1952) fue un filósofo, pedagogo y psicólogo.



1. PENSAMIENTO PEDAGÓGICO

John Dewey fue uno de los mayores representantes de la psicología experimental en la pedagogía. Realizó de una propuesta pedagógica que tuvo una gran trascendencia en la posterior historia de la pedagogía y dicha pedagogía se sustentaba en tres pilares que van a estar presentes durante toda su trayectoria: filosofía, política y educación. Ese cruce indisociable de lo filosófico, lo educativo y lo político es precisamente lo que constituye el rasgo más característico de la obra de Dewey.

Dewey se formó como filósofo y enseguida se adhirió a una corriente llamada pragmatismo, en la cual compartió protagonismo con G.H. Mead y W. James. Estos autores fueron la base para la elaboración de una filosofía general del conocimiento, certeza y verdad a la que se dio el nombre de “instrumentalismo”, ya que ponían en evidencia el valor instrumental del pensamiento para resolver situaciones problemáticas reales. Esta teoría general es una de las bases de su propuesta pedagógica.

1.1 Explicación del método Dewey

Esta propuesta pedagógica desarrollada por Dewey, tenía unos rasgos fundamentales, en los cuales nos basaremos para explicar todo su método:

Desde un punto de vista epistemológico Dewey considera que los conceptos en los que se formulan las creencias son construcciones humanas meramente provisionales, pues tienen una función instrumental y están relacionados con la acción y la adaptación al medio.

Dewey critica el enfoque clásico sobre el conocimiento y lo contrapone a su perspectiva experimental y científica.

El principal elemento que se relaciona con la teoría del conocimiento de Dewey, y probablemente el más importante de toda su filosofía, es el concepto de experiencia.

Dewey propone una visión dinámica del concepto de experiencia: para él la experiencia es un intercambio entre el ser vivo con su medio ambiente físico y social y no una mera cuestión de conocimiento. Además la experiencia implica una sucesión de acciones y afecciones, y, por tanto no puede referirse simplemente a algo subjetivo.

La experiencia para Dewey está basada en conexiones y continuidades e implica procesos de reflexión e inferencia; experiencia y pensamiento son dos términos que van ligados.

En cuanto a la antropología Deweyana, podemos decir que ésta refleja la influencia del evolucionismo darwiniano, lo que le lleva a tener una concepción enteramente dinámica de la persona y ésta niega todo tipo de dualismos (cuerpo y mente; naturaleza y sociedad).

Dewey propone una reconstrucción de las prácticas morales y sociales, y de las creencias, mediante la aplicación de métodos científicos y su conocimiento crítico.

También cree conveniente la aplicación de las ciencias empíricas en problemas éticos, sociales y políticos.

Todo esto nos lleva a exponer su pensamiento social y político:

Mantiene una posición crítica respecto de la sociedad industrial, pero mantiene una distancia enorme respecto del marxismo. Critica la sociedad industrial porque reduce a las personas a un estado de aquiescencia pasiva con respecto a las rutinas externas y esta es la actitud contraria a la que debería promover la democracia, que es la postura que él defiende. Dice este autor que la democracia no es sólo un asunto institucional sino una forma de vida asociada que se construye con la colaboración activa de todos. Esto implica un ideal moral que entronca la construcción democrática con la dimensión ética. Las personas deben poder determinar inteligentemente sus objetivos participando, a la vez, libremente y en pie de igualdad en la realización de un asunto común.

Por tanto, hablar de supuestos filosóficos de Dewey y hablar de su propuesta pedagógica llega a ser casi la misma cosa.

La educación progresiva propuesta por Dewey debemos contraponerla a la concepción educativa tradicionalista, basada en el ejercicio de las facultades, en la disciplina moral y mental y en un método de instrucción autoritario. Por ello Dewey rechaza ciertas doctrinas pedagógicas como: la perspectiva de considerar a los niños como candidatos a adultos, la idea de que el progreso y el conocimiento son contemplados como aproximaciones a un objetivo invariable, la educación como adiestramiento de las facultades, la educación como formación…

1.2. Conceptos básicos de la Pedagogía

Dewey estuvo profundamente interesado en la reforma de la teoría y de la práctica educativa. Contrastó sus principios educativos en la escuela laboratorio de carácter experimental, denominada Escuela Dewey, instituida en la Universidad de Chicago en 1896. Los principios educativos proponían el aprendizaje a través de actividades de diferente índole más que por medio de los contenidos curriculares establecidos y se oponían a los métodos autoritarios. Dewey pensaba que lo ofrecido por el sistema educativo de su época no proporcionaba a los ciudadanos una preparación adecuada para la vida en una sociedad democrática. Consideraba además, que la educación no debía ser meramente una preparación para la vida futura, sino que debía proporcionar y tener pleno sentido en su mismo desarrollo y realización. Su trabajo y sus escritos influyeron significativamente en los profundos cambios experimentados en la pedagogía de Estados Unidos en los inicios del siglo XX, manifestados en el cambio del énfasis de lo institucional y burocratizado a la realidad personal del alumno. Criticó la educación que enfatizaba tanto la diversión relajada de los estudiantes, como el mantenerles entretenidos sin más, así como la orientación exclusiva hacia el mundo profesional.

Como filósofo, Dewey subrayó todo lo práctico, esforzándose en demostrar cómo las ideas filosóficas pueden actuar en los asuntos de la vida diaria. Su planteamiento lógico y filosófico era de cambio permanente, adaptándose a las necesidades y a las circunstancias concretas. El proceso de pensamiento en su filosofía es un medio de planificar la acción y de superar los obstáculos entre lo que hay y lo que se proyecta. La verdad es una idea que ha penetrado en la experiencia práctica.
Como ya hemos dicho, aunque compartió el pragmatismo con G.H. Mead y W. James, sus primeras reflexiones acerca de educación comienzan a desarrollarse bajo otras influencias que van desde Hegel a Darwin.

Dewey concibe la escuela como un espacio de producción y reflexión de experiencias relevantes de la vida social que permite el desarrollo de una ciudadanía plena.

Para Dewey filosofía y educación no pueden desligarse la una de la otra. La filosofía para Dewey era concebida como un medio de ajuste social, un método para descubrir, y a la vez un instrumento para interpretar, los conflictos sociales y la educación es el laboratorio de comprobación de las hipótesis que la filosofía va trazando.la educación es vida y la indisolubilidad de la vida y la educación constituye el propósito de la filosofía, cuyo objetivo es enjuiciar los hechos constatados, proporcionando interpretación y crítica.

El recién nacido es una animal que tendrá que aprender atribuyendo sentido a sus experiencias. La experiencia es lo que hace posible una educación que ayude a los seres humanos a crear significados colectivos, y toda experiencia implica pensamiento; no es sólo verificación sensorial, sino percepción consciente de las relaciones de reciprocidad entre individuo y entorno. En la continuidad entre naturaleza y experiencia humana radica la fe democrática de Dewey y sus recomendaciones educativas.

La inteligencia humana constituye el recurso del que nuestra especie está dotada para asegurar su supervivencia, de ahí que sea siempre social, y no un atributo individual. Como su función específica es dirigir nuestros modos de comportamiento, nunca alcanza una forma definitiva y su desarrollo permanente se cumple en interacciones sociales que se realizan a través de la comunicación.

De estos supuestos se derivarán importantes consecuencias socioeducativas: la educación es un proceso inacabado y las actividades son los elementos centrales de aprendizaje escolar.  A su vez, puesto que el aprendizaje es una función social, aparece siempre ligada a los objetivos de la propia sociedad .En consecuencia, la educación en sí misma es una forma de acción política cuya mayor o menor legitimación dependerá del partido que tome por un determinado orden social.

Aquí es donde entra en juego la democracia, que Dewey siempre considerará una forma de vida, y no un régimen de gobierno. La democracia es el nombre de ese proceso permanente de liberación de la inteligencia. La construcción de la democracia sólo puede lograrse desde la educación, por tanto, es necesario que los sistemas educativos sean democráticos. Para que la educación pueda formar demócratas y ser crítica ante la sociedad, la praxis educadora habrá de fundarse en la razón y los métodos científicos.

En este punto es donde política y educación funden su identidad, consistente en dotar de dirección racional a los asuntos sociales. Esta teoría del conocimiento justifica para Dewey tanto la política democrática como la educación de la cual depende esa política.

Aunque la vida y la educación no pueden darse una sin la otra, la educación abonada a la casualidad sólo consigue consolidar las relaciones de clase existentes y reproducir los intereses sociales dominantes. Por ello esa educación “funcional” debe ser complementada por otra educación “intencional” en que la competencia educativa se delega en las escuelas. Estas instituciones serán las únicas capaces de asegurar los intereses democráticos, es decir, programar procesos experienciales continuados que posibiliten la formación en el seno de las comunidades sociales.

La constante reorganización o reconstrucción de la experiencia constituye la educación y el fundamento de su teoría de la escuela, concebida como “agencia democrática de la formación”. Toda experiencia es un movimiento continuo; pero para que desemboque en el crecimiento ha de estar orientada. Si la continuidad es un primer criterio de significatividad de la experiencia, el segundo es el de la interacción entre condiciones subjetivas y objetivas o ambientales. La escuela ha de consistir en un ambiente organizado en el que se fortalezcan las experiencias valiosas y se haga posible a la vez la continuidad de las experiencias de los alumnos y su aportación a la reconstrucción de la sociedad.

Hacer posible esta preparación para la vida en una comunidad democrática requiere esbozar un programa educativo que se basará en dos ideas fundamentales:

A. La escuela ha de construir un entorno especial en el que puedan llevarse a cabo experiencias ejemplares de la vida social.
B. La formación democrática requiere enfrentar al individuo con unos contenidos específicos.

A partir de estos presupuestos la vida en la escuela se basará sobre todo en el intercambio de experiencias mediante la comunicación entre los individuos, porque la comprensión del mundo emerge de la experiencia, la cual cobra significado a través del lenguaje.

Según Dewey la educación intencional o institucional tiene tres etapas:

Primera etapa:
Donde las materias de enseñanza se manifiestan en la familiaridad y el trato con las cosas que aportan ya los niños a la escuela.

Segunda etapa:
Esa base material se ampliará y profundizará mediante el saber transmitido.

Tercera etapa:
Refundición de lo ampliado en un conjunto ordenado racional y lógicamente.

Estas tres fases, sin embargo, sólo satisfarían las necesidades individuales, pero no las sociales, y el plan de estudios ha de ser elaborado con el fin de corregir la vida social.

Ello conduce a incluir en primer lugar lo absolutamente necesario; lo relacionado con las experiencias en las que participan los grupos sociales más numerosos, dejando los detalles para después.

Según Dewey la escuela democrática requiere la modificación completa de todos los presupuestos estructurales que codeterminan esa relación de dependencia entre la Administración y los enseñantes y por tanto entre éstos y los alumnos.

1.3. Aportaciones Metodológicas

Como ya hemos indicado Dewey fue un gran teórico de la educación. Pretendía formular sobre bases enteramente nuevas una propuesta pedagógica en oposición a la escuela antigua y tradicional, y todo ello acorde con el avance psicopedagógico de su tiempo. Para llevar a cabo esta labor, Dewey pensaba que la nueva educación tenía que superar a la tradicional no sólo en los fundamentos del discurso, sino también en la propia práctica.

Sin embargo, la obra de Dewey no tiene una orientación fundamentalmente didáctica o metodológica como la de Decroly o Freinet. No existe, en rigor, un método Dewey, ya acabado y codificado para ser aplicado o adaptado. Cuando Dewey habla de método, de la materia de estudio y del proceso de enseñanza- aprendizaje, lo hace en un nivel discusivo muy alto e incluso abstracto, lo cual llega a veces a decepcionar a los educadores que se acercan a su obra.

En realidad, Dewey no piensa que no existan métodos cerrados y envasados de una manera completa para ser transferidos a la praxis escolar.

De todas maneras, Dewey confía en el desarrollo de la ciencia y en la contribución de ésta para la mejora de la vida humana. Esta actitud general se refleja también en el ámbito pedagógico. Ve como necesario la construcción de una ciencia para la educación, pero esta ciencia no puede suministrar un repertorio de reglas para la práctica escolar.

Dewey estima que la praxis educativa implica un manejo inteligente de los asuntos y esto supone una apertura a la deliberación del educador en relación con su concreta relación educativa y con las consecuencias que se pueden derivar de los diferentes cursos de acción.

Dewey distingue entre un método individual y un método general.

El método general supone una acción inteligente dirigida por fines, en la cual se tienen en cuenta como por ejemplo en la actividad artística, el pasado, la tradición y los instrumentos o técnicas que han contribuido al desarrollo de esa actividad. Al igual que en otros casos del arte o la medicina, la educación ha de trabajar con un método general, pero éste no equivale a un conjunto de reglas técnicas o prescriptivas. El método individual, en cambio, se refiere a la actuación singular entre educador y educando. El maestro desarrolla su labor ponderando las diferentes alternativas que se presentan y para ello se sirve del pensamiento reflexivo.

Esta gestión reflexiva e inteligente del método científico debe de estar guiada por la sabia del método científico. Por eso, Dewey considera que el método educativo debe derivarse del método científico, con todas las adaptaciones que sean necesarias. En este sentido amplio existe un “método Dewey” , el llamado “método del problema”, que consiste en un proceso secuenciado mediante el cual se plantea el aprendizaje como una actividad de investigación, llevada a cabo por grupos de alumnos bajo la tutela y orientación de un educador . Con este método, el cual es, para Dewey el método de pensar humano, el método de aprendizaje pasa a ser un capítulo del método general de investigación. La propuesta metodológica de Dewey tiene cinco fases:

1ª Fase: Consideración de alguna experiencia actual y real del niño, en el ámbito de su vida familiar o comunitaria.

2ª Fase: Identificación del algún problema o dificultad suscitados a partir de esa experiencia; es decir, un obstáculo para la experiencia sobre el cual tendremos que trabajar para intentar estudiarlo y salvarlo.

3ª Fase: Inspección de los datos disponibles, así como la búsqueda de soluciones viables; en esta etapa, los materiales escogidos y los trabajos se convierten en partes del programa escolar.

4ª Fase: Formulación de hipótesis de solución, que funcionará como idea conductora para solucionar el problema planteado.

5ª Fase: Comprobación de hipótesis por la acción, pues de acuerdo con el enfoque pragmatista, la práctica es la prueba del valor de la reflexión hecha por el educando con objeto de resolver el problema.

A la hora de comentar las aportaciones metodológicas de Dewey no puede faltar la referencia a la famosa Escuela-Laboratorio, la cual resultó decisiva en su itinerario pedagógico. En su escuela Dewey tuvo la ocasión de someter a prueba las hipótesis de trabajo planteadas en sus publicaciones pedagógicas, valorando las dificultades didácticas de la implantación de los métodos progresivos en una institución docente.

La escuela comenzó a funcionar en Enero de 1896 con dieciséis alumnos y dos maestros.

El número de alumnos fue creciendo paulatinamente, y al concluir la experiencia, en 1904, la escuela comprendía ciento cuarenta alumnos de cuatro a quince años y quince docentes. La ratio, pues era muy baja (ocho o nueve educandos por maestro), sin contar con los ayudantes en prácticas de la propia Universidad de Chicago. La dirección de la institución estaba encabezada por Dewey y por su esposa Alice. Con la escuela, Dewey, mostró la posibilidad de construir un currículum basado en las llamadas ocupaciones, que para Dewey consistían en actividades funcionales, ligadas al medio social del niño, prácticas y formativas del plano físico, intelectual, estético y moral. Las actividades en torno a la madera, el alojamiento, la alimentación y la ropa constituían los núcleos relevantes globalizadores del trabajo escolar .Las materias de estudio se derivaban a partir de actividades teóricas y prácticas relacionadas con estos cuatro tópicos. Por ejemplo, a partir de los trabajos de la madera, Dewey proponía trabajar aritmética, botánica, química, historia, Física, zoología, geografía, geología y mineralogía. En el curso de la experiencia y las publicaciones elaboradas en el curso de la misma, Dewey mostró un excelente sentido práctico para planificar y desarrollar un currículum integrado derivado de las referidas ocupaciones, incluyendo previsiones de desarrollo del programa en ciclos temporales cortos, por ejemplo de dos meses.

Hay que señalar que la escuela logró llevar a cabo sus objetivos iniciales por la implicación de un grupo de docentes altamente motivado y formado, que sintonizó con las ideas progresistas y supo llevarlas a la práctica, con la colaboración de padres muy interesados por la nueva educación y de alumnos de clase media y alta que tenían una disposición favorable hacia el trabajo escolar. La escuela tuvo realmente éxito en el logro de sus objetivos, con el desarrollo de un currículum abierto, en el cual los niños indagaban sobre la realidad natural, social e histórica. De todas formas, hay que tener en cuenta las excelentes condiciones personales y materiales del centro docente, así como las características del alumnado, procedente en su mayor parte de la clase media universitaria. La experiencia finalizó de manera abrupta, al no contemplarse la renovación del contrato de Alice Chipman como directora de la escuela. En vistas de ello, Dewey dimitió de todos sus cargos enla Universidadde Chicago, incluyendo su responsabilidad frente a la escuela elemental.

La finalización de esto, supuso el fin de uno de los mayores proyectos en la trayectoria pedagógica de Dewey.

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