El estudiante como centro de la
enseñanza. “La tarea más difícil en la enseñanza, es saber cuándo debemos
intervenir y cuándo debemos cerrar la boca, o sea, casi todo el tiempo”.
Según Carl Rogers la enseñanza
debería basarse en conceptos relativos a las relaciones humanas, en contraste
con los conceptos inherentes a la asignatura.
Desde este enfoque, el rol del
docente es el de facilitador, es decir, se encarga de guiar su desarrollo y
aprendizaje. Este rol le permite al alumno explorar nuevas ideas acerca de su
vida, del trabajo académico y de las relaciones con los demás. Las relaciones
entre docente y alumno, se centra en el elemento emocional de la conducta del
estudiante.
El alumno y el docente comparten
la responsabilidad de la discusión, pero en ocasiones éste debe “tomar la
iniciativa” y dar respuestas motivadoras para encaminar o mantener la
conversación.
En el modelo no dirigido lo acontecimientos
simplemente surgen y la pauta de las actividades son más fluidas. Además, el
asesoramiento se compone de una serie de respuestas que se producen en una
secuencia impredecible.
Sistema de regulación social
Las recompensas explícitas y los
castigos no se aplican en esta estrategia. Sin embargo, las recompensas pueden
ser intrínsecas y sutiles como la aceptación, la comprensión y la empatía por
parte del docente. El conocimiento de sí y las recompensas obtenidas a partir
de la autoconfianza, son generados personalmente por el estudiante.
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